Bastante sorpresiva la forma en que visité este municipio, pues el plan inicial era ir a Ahuachapan, por medio de un viaje turístico, lo que no me especificaron fue que estaban hablando
del departamento de Ahuachapan y dentro de este al municipio de Concepción de Ataco. Pero bien, ya estando allí no teníamos otro camino que buscar la diversión y eso fue lo que hicimos, entre
ríos de personas, nacionales y extranjeras, busqué camino hacia mis principales puntos de interés: Alcaldía, Parque e iglesia.
El festival de los farolitos se celebra en varios municipios de los departamentos de Ahuachapan y Sonsonate, siempre la noche del 7 de septiembre, truene, llueva, relampaguee, caiga en día
laboral o en fin de semana. Creo que por eso en años anteriores, las calles de estas ciudades no se vieron tan atestadas de visitantes como en esta ocasión que cayó sábado. Estas fueron mis
vivencias.
El motivo de la visita fue participar del festival de los farolitos, en cuanto nos acercabamos a la ciudad se veían más rastros luminosos de esta tradición de poco más de 150 años de
antigüedad, más casas se veían llenas de luz y color, algunas personas viajaban en sentido contrario a nosotros con una sonrisa de satisfacción en el rostro y un farolito en la mano.
Al llegar al centro del pueblo, las calles estaban atiborradas de visitantes, las casas llenas de júbilo con farolitos de distintas formas y tamaños, además de lugareños que se encontraban
comerciando con distintos productos consumibles por los turistas, algunos se encontraban ávidos a charlar con los invitados, situación que aproveche preguntando por los orígenes de
este festival.
Al parecer se deriva una fiesta no patronal celebrada por la iglesia católica en general, la cual se conoce como la fiesta de maria niña o el cumpleaños de la virgen maría, el cual se
celebra el 8 de Septiembre, entonces el pueblo de Ahuachapan comienza a esperar este día, encendiendo farolitos con vivos colores una noche antes, lo que fue bien visto por municipios aledaños
hasta llegar al punto de imitarlo.
En distintos puntos estratégicos de Ataco hubo música en vivo, puestos de venta de comida y sobretodo alegría, eso nunca faltó. Entre los puestos de venta se encontraba de todo tipo de
producto, menos lo que yo mas quería comprar "un farolito", al parecer estos luminosos adornos tienen un significado muy grande para la mayoría de habitantes de Ataco, pues, a pesar de tener
varios a su disposición, no querían vender uno solo, fue hasta que casi llegaba la hora de partir, después de preguntar en 10 locales comerciales, cuando encontré a un vendedor de papas fritas
que si aceptó venderme uno de sus farolitos y así pude traer un recuerdo en físico de este lindo municipio junto con la frase "los farolitos no se venden".
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